Los poemas de “el jardinero” tocan temas utilizadas en la poesía sánscrita más antigua: la juventud y la vejez, la riqueza y el despojo, el amor, la muerte y el sexo. la sugerencia es una de las mayores cualidades de esta poesía. No redunda en imágenes eróticas, pero recrea de aquella gran tradición poética la capacidad de decir veladamente aquello que no se pone en palabras. Ligera y fugaz, como la gota de rodo que pende de un vuelo, la poesía de “el jardinero” atraviesa las páginas invitando a la calma. Referirse a ella, y en ella a Tagore, implica disponerse a experimentar una relación peculiar con la naturaleza que no se presenta como ornamento ni obstáculo para el hombre, sino como un continuo vital sin diferenciaciones.