Diego Guerrero

Yo he escrito también una autobiografía que se titula W o el recuerdo de la infancia y todo ese trabajo autobiográfico se organiza en torno a un solo recuerdo que, para mí, estaba profundamente oculto, profundamente escondido y, de alguna manera, negado.

De hecho, lo que yo pretendo alcanzar en mi trabajo es la manera en que me es dada de nuevo la infancia.

(y me puse a temblar durante un rato, un buen rato, ante la página en blanco).

Así que, si quieres, hay tres aspectos en el trabajo sobre la memorización. En primer lugar, la cotidianeidad más banal; en segundo lugar, la búsqueda de mi propia historia de una manera tradicional, y, por último, esta memoria ficcional. Incluso hay una cuarta, que pertenecería al dominio, ¡cómo decirlo!, de lo «encriptado», de la inscripción completamente críptica, y que sería la notación de fragmentos de recuerdos en una ficción

Para mí ese es el verdadero realismo: apoyarse en una descripción de la realidad despojada de toda presunción.

¿Cómo nace un recuerdo? En el caso de Me acuerdo, son recuerdos provocados, cosas olvidadas que intento hacer resurgir, una anamnesia, es decir, lo contrario del olvido.

Así fue como descubrí que era judío y en esas circunstancias dramáticas hay que ver el origen de mi firme decisión de no seguir siéndolo. Ya conocen el resto...

Comprendió que iban al teatro porque llevaban pajarita.

Debía de ser mediodía. La gente hacía cola en las panaderías. Los cafés estaban llenos.

el libro no es la restitución de un tiempo pasado, sino una medida del tiempo que fluye; el tiempo de la escritura, que hasta ahora era tiempo para nada