“No sabía que, con el tiempo, me “afantasmaría” de verdad”
Ingrávido o ingrávida es (1.) un adjetivo, dicho de un cuerpo no sometido a la gravedad, también es (2.) un adjetivo para describir algo ligero, suelto y tenue como la gasa o la niebla. El pronombre “lo” se usa como complemento directo para referirse a un sustantivo masculino. "Lo" se usa para el singular, mientras que "los" se usa para el plural. Esa ligereza no está en este libro, sino en las historias que irremediablemente culminan en recuerdos para quien las cuenta.
“Yo era un rastro, una estela, una exhalación de humo o un fantasma”
Editorial sexto piso empieza la sinopsis de este libro con una pregunta contundente: ¿Cuántas vidas y cuántas muertes son posibles en la existencia de una misma persona?
Esta novela es sobre fantasmas, pero los reales, los que evocamos con melancolía o con humor, los que nos dejaron ingrávidos recuerdos y sentimientos, pero poderosas presencias antes lo irrevocable que es la pérdida, porque no solo se pierde a quien se va de este plano, también se pierde a quien ya no podemos encontrar, ese juego de las escondidas es sumamente adulto y no es para jóvenes.
No pude evitar evocar en la lectura a Milena, no se parecen en nada, pero este tipo de libros ágiles y espontáneos me gustan, no los busco, llegan y los disfruto; más allá de un lúcido cuestionamiento y desahogo, este libro plantea toda una gama de emociones que contrastan con los valores actuales; una gran diferencia es la narración, no es una voz única, son dos: primera, la narradora, una mujer contemporánea, mexicana y que recuerda sus años como editora en Nueva York, segundo, el narrador, Owen, al borde de la muerte, recuerda su juventud durante el Renacimiento de Harlem a finales de los años veinte al lado de escritores como Louis Zukofsky o Federico García Lorca.
Pajarote, Moby, el niño mediano o tú mismo(a), podríamos definir esta novela en palabras de la autora, no es una búsqueda, es un recuento, un horizonte, un espacio, neblina vasta y abundante, aunque no cegadora, “una novela fragmentaria, una novela horizontal, contada verticalmente.”
“No sabía que, con el tiempo, me “afantasmaría” de verdad”
Ingrávido o ingrávida es (1.) un adjetivo, dicho de un cuerpo no sometido a la gravedad, también es (2.) un adjetivo para describir algo ligero, suelto y tenue como la gasa o la niebla. El pronombre “lo” se usa como complemento directo para referirse a un sustantivo masculino. "Lo" se usa para el singular, mientras que "los" se usa para el plural. Esa ligereza no está en este libro, sino en las historias que irremediablemente culminan en recuerdos para quien las cuenta.
“Yo era un rastro, una estela, una exhalación de humo o un fantasma”
Editorial sexto piso empieza la sinopsis de este libro con una pregunta contundente: ¿Cuántas vidas y cuántas muertes son posibles en la existencia de una misma persona?
Esta novela es sobre fantasmas, pero los reales, los que evocamos con melancolía o con humor, los que nos dejaron ingrávidos recuerdos y sentimientos, pero poderosas presencias antes lo irrevocable que es la pérdida, porque no solo se pierde a quien se va de este plano, también se pierde a quien ya no podemos encontrar, ese juego de las escondidas es sumamente adulto y no es para jóvenes.
No pude evitar evocar en la lectura a Milena, no se parecen en nada, pero este tipo de libros ágiles y espontáneos me gustan, no los busco, llegan y los disfruto; más allá de un lúcido cuestionamiento y desahogo, este libro plantea toda una gama de emociones que contrastan con los valores actuales; una gran diferencia es la narración, no es una voz única, son dos: primera, la narradora, una mujer contemporánea, mexicana y que recuerda sus años como editora en Nueva York, segundo, el narrador, Owen, al borde de la muerte, recuerda su juventud durante el Renacimiento de Harlem a finales de los años veinte al lado de escritores como Louis Zukofsky o Federico García Lorca.
Pajarote, Moby, el niño mediano o tú mismo(a), podríamos definir esta novela en palabras de la autora, no es una búsqueda, es un recuento, un horizonte, un espacio, neblina vasta y abundante, aunque no cegadora, “una novela fragmentaria, una novela horizontal, contada verticalmente.”
Muy desconcertante. El principio con mucha actividad, interacciones con varios personajes. Aventuras. Divertido. Llegué a pensar que la autora es una versión femenina de Charles Bukowski. Mucho alcohol, mucho sexo. Solo le faltaban las apuestas. Al final todo se fue haciendo muy sombrío, para acabar en este extraño juego donde los dos terminan en el mismo lugar alucinando, pero no se pueden ver. Hasta que el mediano encuentra a su padre. Me vino esto a la cabeza: "Un día mas me quedaré sentado aquí, en la penumbra de un jardín tan extraño..."