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Richard Ford

  • Adal Cortezje citiraoпре 2 године
    Los hombres creen que las mujeres no cambiarán nunca; las mujeres creen que los hombres siempre están a punto de cambiar –dijo concentrándose, como si escribiera esas palabras en el cristal–. Y el caso es que todos se equivocan.
  • Adal Cortezje citiraoпре 2 године
    –Lee la letra pequeña –dijo Frances.
    Era una de las máximas polacas de su padre. Cuando algo no te gustaba o te pillaba por sorpresa, era porque no habías leído la letra pequeña. El matrimonio, los hijos, el trabajo, envejecer. En la letra pequeña estaba la verdad de las cosas, y nunca era lo que esperabas.
  • Adal Cortezje citiraoпре 2 године
    Siempre acababan pillándote. Su padre siempre decía que no importaba quién supiera lo que hacías, que lo único importante era lo que hacías.
  • Tess Pedroje citiralaпре 2 године
    La crítica literaria feminista Carolyn Heilbrun escribió hace más de una década: «La juventud de hoy, por las razones que sean, ya no acude a la literatura y a lo que solemos llamar “cultura” como la fuente de sabiduría y de experiencia.
  • Tess Pedroje citiralaпре 2 године
    El cinéfilo, de Walker Percy.
  • Tess Pedroje citiralaпре 2 године
    Yo tenía un curso sobre el Bildungsroman, leía a Lessing, Rousseau, Mann, Henry Adams
  • Tess Pedroje citiralaпре 2 године
    La condición humana, un libro lleno de verdad; los dos maravillosos libros de Kesey; La subasta del lote 49, Jugando en los campos del Señor, El hombre de mazapán, libros basados en ironías, un talante cada vez más atractivo cuando era imposible extraer de modo convincente conexiones sinceras y prácticas entre nosotros y el mundo.
  • Tess Pedroje citiralaпре 2 године
    Teníamos en mente los relatos de Donald Barthelme. Y los de Ron Sukenick, Barry Hannah, William Kotzwinkle. Todos estaban maravillosamente escritos.
  • Tess Pedroje citiralaпре 2 године
    Conocía ciertos términos: los personajes eran las personas de la ficción; los símbolos eran los objetos de los relatos a los que se adhería un significado adicional (por ejemplo, en Huckleberry Finn, la balsa era un símbolo); el punto de vista, entendía yo, no se refería a la opinión de un personaje acerca de algo, ni a la del autor, sino al significado de lo que el relato contaba; primera persona, tercera persona, narrador omnisciente. Sabía que el comienzo era una parte importante del relato y que, como en «La dama del perrito», a veces contenía el germen de todo el texto (pero no sabía por qué eso era importante). Sabía que, a veces, en relatos de apariencia sencilla subyacían mitos primitivos. Sabía que la ironía era importante. Sabía, con cierta inquietud, que a menudo el lenguaje de un relato o una novela significaban más, menos o incluso algo completamente distinto de lo que parecía, y que comprender el relato era comprender todos los significados al mismo tiempo. «Significado» era a su vez también uno de esos términos, aunque nunca había estado completamente seguro de saber qué significaba
  • Tess Pedroje citiralaпре 2 године
    Yo iba a mi pequeño despacho de estudiante de posgrado y examinaba atentamente mis relatos, una y otra vez, y otra, sin ningún progreso: «Huéspedes de la nación» (Frank O’Connor), «Muerte en el bosque» (Sherwood Anderson), «El batallador» (Ernest Hemingway), «Desorden y dolor precoz» (Thomas Mann), «Sopla el viento» (Katherine Mansfield).
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