Pablo Gallo

Siempre se presentaba algo. Ésa era la filosofía de Tom.

Mis padres murieron cuando yo era muy pequeño. Me crié con mi tía en Boston

Al llegar a la esquina, Tom inclinó el cuerpo hacia delante y cruzó la Quinta Avenida con paso vivo.

Tom le devolvió el saludo con un gesto desmayado.

se quedó mirando la puerta en actitud de desafío, aunque con cierta indiferencia.

echó a andar hacia Tom, que se quedó mirándole como hipnotizado, incapaz de moverse, pensando que no podrían echarle más de diez años, quince a lo sumo, aunque con buena conducta...

La expresión de su rostro le resultaba más desconcertante a Tom que si le hubiese apuntado con una pistola. Era un rostro amistoso, sonriente y esperanzado.

Tom sabía perfectamente lo que había que decirle a un padre como míster Greenleaf.

Y ahora se había presentado míster Greenleaf. Siempre se presentaba algo. Ésa era la filosofía de Tom.

Se había comportado justo como debía.