Ser capaz de informar, persuadir, motivar, inspirar, resolver conflictos, negociar o transformar a los demás no será posible sin que despleguemos nuestra capacidad de empatía. No es suficiente para el líder tener capacidad de trabajo, conocimientos expertos, criterio racional para priorizar y organizar las tareas, sino que será necesario que despliegue su inteligencia emocional.