Virgina Woolf

Pero el Tiempo, por desgracia, aunque hace a animales y vegetales florecer y marchitarse con asombrosa puntualidad, no tiene tan simple efecto en la mente del hombre. La mente del hombre, es más, funciona con igual extrañeza en el cuerpo del tiempo.

Mejor era avanzar desconocido y dejar tras de uno un arco, un cobertizo, un muro en el que maduran los melocotones, que arder como un meteoro y no dejar siquiera polvo.

y, al andar, los rayos en mi cabello destellan; donde se posan, mis ojos matan.

pues no cabía duda de su sexo, pese a que la moda de la época contribuía a disfrazarlo

El muchacho –pues no cabía duda de su sexo, pese a que la moda de la época contribuía a disfrazarlo

ender y acometer y tajar el aire con su acero.

Escribía con soltura, era evidente, pero de forma abstracta. El Vicio, el Crimen, la Miseria eran los personajes de su obra;

El verde en la naturaleza es una cosa, el verde en la literatura, otra. L

La naturaleza y las letras parecen tenerse una antipatía natural; si se las junta, se hacen pedazos entre sí.

torpeza se aparea a menudo con cierto amor