Aun cuando se ha de odiar el pecado, se ha de tener compasión de los pecadores y hay que orar por ellos. Dios no se complace en su muerte, así que nosotros no hemos de desear, sino lamentar, el lastimoso día que les espera. 1. Comienza con una plegaria para que queden exentos del castigo los justos que se hallen entre ellos, con la vista puesta especialmente en su sobrino Lot. 2. Da un paso más, y pide que perdone a todos por amor a los justos que haya entre ellos; Dios mismo da su aquiescencia a esta demanda.