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Barbara Pym

  • Dianela Villicaña Denaje citiralaпре 2 године
    Su carácter tranquilo indicaba autosuficiencia más que timidez, y había algo secreto en su sonrisa, como si viera y pensase más de lo que estaba dispuesta a revelar.
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    Presumo que debió de ser el Nuits Saint Georges, el día primaveral o la atmósfera íntima del restaurante, pero lo cierto es que me oí a mí misma murmurar, horrorizada, algo así como que Rocky Napier era exactamente el hombre que me hubiera gustado para mí
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    Pero mi querida Mildred, tú no debes casarte —me dijo, indignado—. La vida ya es bastante complicada sin esas ocurrencias alarmantes. Siempre te he considerado muy equilibrada y sensata, una mujer excelente. Espero que no estarás pensando en casarte, ¿verdad?
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    empecé a pensar que William no era realmente la persona más idónea con quien almorzar un día fresco de primavera. ¿El compañero idóneo no era acaso un hombre maravillosamente romántico?
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    cuanto más grande es la caída, más patetismo hay en la tragedia
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    Oh, sí, y todas las mañanas. No podría prescindir de mis palomas ni un solo día. Me siento como uno de esos cuadros más bien horrorosos de san Francisco, seguro que Dora y tú teníais uno en la escuela, pero es una sensación agradable, y hago lo posible por experimentarla
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    Es increíble que pueda haber tanta gente —comenté— y que tengamos que amarla a toda.
    «Son nuestros prójimos», pensé, paseando la mirada por los empleados, estudiantes, mecanógrafas y señoras excéntricas, inclinados sobre sus platos y periódicos
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    Resultaba deprimente ver que todas las semanas aparecían las mismas prendas viejas. Era el tipo de ropa interior que podría vestir una mujer como yo, pensé, abatida, y por lo tanto no hace falta describirla
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    estaba tan poco acostumbrada a que alguien hiciera el menor comentario sobre mi apariencia que me cohibía, por la razón que fuese, despertar la atención ajena
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    Aproveché la ocasión para estudiarlo imparcialmente y preguntarme por qué los ojos de Helena relucían cuando se mencionaba el nombre de Everard. Era inteligente y apuesto a su manera, pero carecía de encanto y de calidez. Me lo imaginé como un hombre de iglesia y decidí que sería un buen clérigo. Su aspecto más bien severo le beneficiaría. Comprendí que se le podía amar en secreto y sin esperanza de ser correspondida, lo que puede ser muy grato para las jóvenes o inexpertas
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