Sally adora México, con el fervor de una conversa. Su marido, sus hijos, su casa, todo lo que la rodea es mexicano. Salvo ella. Ella es muy estadounidense, una mujer a la vieja usanza, íntegra. En cierto modo yo soy la más mexicana de las dos, mi naturaleza es oscura. He conocido la muerte, la violencia. Muchos días ni siquiera me doy cuenta del momento en que la luz entra en el cuarto.