Jazmina Barrera

  • A. F.je citiraoпре 2 године
    Si escribo todo lo que pienso luego puedo dejar de pensarlo. Eso creo. Eso espero
  • Susy Avilaje citiraoпре 10 месеци
    Escribir cuando duerme. Leer mientras come. Leer libros delgados, que pueda sostener con una sola mano. Escribir a partir de notas que hago en el celular mientras lo tengo en brazos.
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  • Ana Osorioje citiralaпре 4 месеца
    por no haber logrado reponerse de sí misma.
  • Ana Osorioje citiralaпре 4 месеца
    Era una tristeza helada y dulce: por fin tenía tiempo para el duelo.
  • Everardo Lópezje citiraoпре 2 месеца
    Habría que escribir algo acerca de esos recaditos de la adolescencia, ese género literario en vías de extinción.
  • revolverteatroje citiraoпре 6 месеци
    Seguimos siendo cercanas, aunque desde aquí distingo cómo nos fuimos separando, como las hebras de un hilo viejo que con el tiempo se desenrollan.
  • Yatzel Roldánje citiralaпре 2 године
    No hay escolarización que valga la pena sin leer a Quiroga. El campeón absoluto de ganar niños
  • David Olivaresje citiraoпрошле године
    Durante el camino de vuelta a casa, en medio de la sorpresa, la emoción y el desconcierto pensé de pronto: nunca más voy a estar sola. No de verdad. Sentí terror y alegría.

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  • David Olivaresje citiraoпрошле године
    Alejandro dice que las mandarinas mexicanas son del tamaño de las naranjas chilenas y que las mandarinas chilenas son del tamaño de un limón mexicano. Además, lo que yo llamo limón a secas él lo llama limón de pica, y lo que él llama limón a secas yo lo llamo limón amarillo.
  • David Olivaresje citiraoпрошле године
    a primera vez que mi madre fue reconocida por la crítica fue gracias a una serie de pinturas abstractas, de gran formato, cuyo tema central era el color rojo. Yo tenía tres o cuatro años. Pero justo en esa época de éxito decidió comenzar una nueva serie, un homenaje al suprematismo del pintor ruso Ad Reinhardt, un conjunto de cuadros imposibles de fotografiar y de vender, un tratado sobre el negro y los límites del color. A lo largo de los años, en visitas a museos y exposiciones, mi madre me explicó cómo había que ver ciertos cuadros, por ejemplo, los negros sobre negro de Rothko. Me enseñó la paciencia, la contemplación que se requiere para acostumbrar la mirada a ver el negro dentro del negro: los negros opacos, los negros brillantes, los negros rojos, morados y casi grises. Muchos años después de la serie negra de mi madre, cuando en la adolescencia tuve clases de pintura, entendí la pericia que requiere distinguir, mezclar e igualar los tonos de negro, la dificultad de pintarlos como hacía ella, sin que se notara el trazo del pincel, para lograr esos negros mate absorbentes, el negro del vacío. Cuando pienso cómo se verá el mundo desde el útero, me acuerdo de esos cuadros de mi madre, de sus lecciones para ver en la oscuridad.
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