Grégoire Delacourt

Tenía quince años y ya soñaba con morir de amor.

Una cae enamorada, se queda embarazada y finalmente vuelve a caer… desde lo alto.

Yo estaba hecha para las palabras, para las frases que transportan, para las alas que se despliegan. Estaba hecha para las cosas maravillosas de la vida; de esas vidas que acaban sin que lamentes nada.

cómo evitar que el pasado, las carencias, el silencio y todos los sueños ahogados me engulleran.

Al final del día saboreábamos cada segundo la alegría de ser una familia entre otras familias, con gritos, juegos, sueños rotos y sonrisas.

Nuestros hijos crecieron demasiado deprisa.

Los amores que vivimos son siempre demasiado mezquinos.

De pronto, ahí están todas mis carencias. En esas escasas palabras de la mujer, en sus miradas, en su amor infinito

Me gusta mucho esa voz. Cálida. Grave. Bien impostada.

Viens je te fais le serment

qu’avant toi, y avait pas d’avant.