La principal aportación del psicoanálisis consiste en no quitar importancia al síntoma, sino a considerarlo como algo útil para el sujeto que lo ha «fabricado». El niño, como el adolescente o el adulto, no es un personaje pasivo, víctima de su enfermedad o de su entorno, sino un sujeto activo que se defiende como puede de las agresiones vengan de donde vengan, externas o internas.