2. Tomo consciencia de mi cuerpo, de la Tierra que trae mi vida y la alimenta, de esta llama interna y frágil (mantenimiento del impulso).
3. Intento entender sus mecanismos, su origen, su esencia y su naturaleza (actividad alrededor del impulso).
4. Me reconozco en lo que soy fundamentalmente, con una visión clarividente de mi espíritu (consciencia de uno mismo).
5. Me convierto en dueño de mi vida y tengo la libertad de utilizar lo que la Tierra me da para llegar a ser yo también creador del mundo. El mundo me ha creado y yo se lo agradezco creando el mundo (uso personal de este impulso).
6. Pero, por desgracia, las cosas no son fáciles, el mundo quiere una creación personal y no una copia. Tengo que producir algo que lleve mi firma en agradecimiento al mundo por haberme concedido esta posibilidad y ofreciéndole un reconocimiento infinito porque sin él no puedo llegar a crear (puesta en práctica).
7. Voy a relacionarme con los demás para intercambiar conocimientos (relación con los demás).
8. Una vez encontrado al otro, decidimos unir nuestras capacidades (producción común).
9. Del encuentro surge un enriquecimiento mutuo de nuestras competencias, una transmisión del saber (ideas).
10. La actividad adquiere envergadura y conviene definirse claramente en el marco de ella, ya que existe el peligro de que nuestra competencia se desnaturalice. Debo tener una visión perfectamente clara y serena de mi papel en esta comunidad. Para ello, despierta en mí la consciencia de un conjunto más amplio que me permite ver los vínculos y la posición que tengo con respecto a los demás (instauración de un método).
11. Una vez alcanzado un estatus colectivo en una organización que funciona bien y una relación con el mundo de la que puedo disponer en cuanto sea necesario —ya que está instaurada para un tiempo largo—, puedo buscar otro camino. Aquí todo está realizado, ya no puedo aportar nada; si me quedo, mi propia esencia se muere; ahora bien, tengo que conservarla viva para un próximo ciclo (abandono del impulso, pero no de la esencia).
12. No sé dónde voy. Tengo que ponerme en manos de la vida, que me lleva desde el nacimiento y que confía en mí, y yo a su vez lo hago en ella. Cierro los ojos, le doy la mano y me dejo guiar hacia una nueva puerta de la que sale un poco de luz, pero está tan lejos y es tan confusa que se me nubla la vista. Tengo que prepararme para franquearla (desconexión).