María José Ferrada

Qué hermoso libro. Qué detestable sensación deja.

En unas cuantas páginas, me llegó al alma.

"Al verlos, pensé que si el tiempo seguía avanzando también yo terminaría cambiando de opinión y con ganas de matar."

¿Quién establece la frontera entre la estructura y el orden social y la vida particular? ¿Qué es normal y que no lo es? ¿Quién dice que la forma de vida actual es la que deben ser? ¿Cómo delimitar la frontera entre la intolerancia y la violencia? Estás preguntas son lo difícil, lo más sencillo es el argumento de este libro: Ramón, cansado de su trabajo como obrero en la fábrica de PVC, sube a un cartel de Coca-Cola a la orilla de la carretera y decide que se quedará a vivir ahí.

"Al verlos, pensé que si el tiempo seguía avanzando también yo terminaría cambiando de opinión y con ganas de matar."

La historia, cautivadora por su visión, es narrada por un niño de once años, y eso consigue una versión libre de prejuicios e intolerancias y con una mirada examinadora e inocente; está organizada en tres períodos: primera semana, los días siguientes y los días finales. Miguel es el testigo involuntario de la historia de Ramón, pareja de su tía Paulina, y quien, a ojos de vecinos y vecinas, se convierte en El hombre del cartel; Ramón se convierte en quien tiene "pájaros en la cabeza", eso significa que carece de juicio y sensatez, es ensimismado, atolondrado, solitario y distraído ¡Que afortunado!, Desconectarse de la realidad común y admirar la realidad hecha a nuestra manera, él se fue a las alturas, pero no por eso pierde la noción objetiva, la vida es dura, mucho, y es por eso que se encanta con el silencio, ese que lo aleja de toda relación y que no está dispuesto a transar para hacer feliz al resto. Esta vez, es él quien busca su propio bienestar, su propio momento, su propio lugar, porque distanciarse del ruido del mundo, junto con la cerveza, es lo que más necesita.

"Había sujetado a Ramón a la tierra desde aquel primer día y él que también la quería se había dejado sujetar."

El título de esta novela me gusta más en inglés: "How to turn into a bird" o mil maneras de convertirse en un ser alado, esfinge o Lammasu, Garudá o Mercurio, viviré con pájaros en la cabeza, volaré, me iré, seré el halcón a medias de Gianluca, el "Ícaro volando tan alto, tan alto” de Luis y aquel del que nadie supo nada "hasta que llegaron cartas, retazos de sus alas en forma de postales" del que habló Ismael, cual halcón andino que descubrí en Bolivia, volaré y brindaré ¡Por Ramón y por la revolución industrial!