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Fernanda Melchor

  • Daniela Belloje citiralaпре 6 месеци
    Munra le cagaba escuchar los detalles de las pinches transas que los chamacos del pueblo tenían con el cacho mariposón ese.
  • aicirtaPje citiralaпре 2 године
    si ella misma se la pasaba echando pestes de los varones, diciendo que eran todos unos borrachos y unos huevones, unos pinches perros revolcados, unos puercos infames, y que antes muerta que dejar que cualquiera de esos culeros entrara a su casa

    yo

  • aicirtaPje citiralaпре 2 године
    y las mujeres se persignaban y a veces por las noches hasta soñaban que el diablo las perseguía con la verga parada para hacerles un hijo

    jajajaja

  • aicirtaPje citiralaпре 2 године
    y las mujeres se persignaban y a veces por las noches hasta soñaban que el diablo las perseguía con la verga parada para hacerles un hijo, y se despertaban con lágrimas en los ojos y el interior de los muslos pringados y el vientre adolorido

    jajaj

  • aicirtaPje citiralaпре 2 године
    que porque era tan buena, tan hacendosa, tan acomedida, tan tan que ya parecía campana, la hija de la chingada
  • aicirtaPje citiralaпре 2 године
    ¿qué mujer en su sano juicio querría irse a vivir al cuartucho ese al fondo del patio con ese chamaco cara de perro muerto de hambre?
  • aicirtaPje citiralaпре 2 године
    . Que respeten el silencio muerto de aquella casa, el dolor de las desgraciadas que ahí vivieron. Eso es lo que dicen las mujeres del pueblo: que no hay tesoro ahí dentro, que no hay oro ni plata ni diamantes ni nada más que un dolor punzante que se niega a disolverse.
  • Enrique Cuellarje citiraoпре 2 године
    arrancadas desde quién sabe dónde por el mismo viento que enredaba las bolsas de plástico en los cañales
  • Enrique Cuellarje citiraoпре 2 године
    todo con tal de no pensar y de no sentir ese doloroso vacío que de unos meses a la fecha la hacía llorar en silencio contra la almohada, de madrugada, antes de que el despertador de su madre sonara, antes incluso de que los primeros camiones llenaran de esmog el gélido aire plomizo de las mañanas en Ciudad del Valle
  • Enrique Cuellarje citiraoпре 2 године
    Se arrastró por el polvo hasta que halló su bicicleta y partió desesperado a través de la noche susurrante, pedaleando enloquecido por las veredas que cruzaban los cañaverales, sudando a causa del miedo, a causa de la terrible convicción de estar perdido en medio de la nada, pedaleando en círculos por caminos que terminarían, tarde o temprano, en desembocar en el canal de riego, donde la Bruja lo esperaba con la garganta abierta y los sesos de fuera y los dientes llenos de sangre… y ya casi había perdido las esperanzas de salvarse, cuando finalmente percibió las primeras luces de Villa
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