Yolanda Quintana

Lo advirtió Barlow en Davos, aquel febrero de 1996: No “poseéis métodos para hacernos cumplir vuestra ley que debamos temer verdaderamente”.

Dennis McQuail concluía en 1983: “Los mass media producen, reproducen y distribuyen conocimiento que nos permite dar un sentido al mundo y modelar nuestra percepción del mismo”

Representativo porque a través de él se expresaría la sociedad civil en forma de opinión pública.

Las experiencias sociales significativas se adquieren actualmente en el espacio público. Es en él donde se encuentran los sistemas valorativo-normativos que orientan y regulan los modos de conocimiento y los espacios sociales. Y este espacio público no es otro que el delimitado por la comunicación de masas, en parte creación específica suya y en parte apropiación de los preexistentes ámbitos político y cultural. De este modo es un espacio que pretende ser representativo y normativo a la vez.

Y normativo porque difunde un universo moral prescriptivo (Ortega, 1994)

un 60,7 por ciento de los ciudadanos denuncia que los periodistas son poco críticos con los políticos.

El efecto en el activismo social es doble. En sentido positivo, esta capacidad actúa como un acelerador de movilizaciones.

No se reivindica una identidad, sino el anonimato, y así lo individual se diluye en lo colectivo: “Con máscara o sin ella, todos somos Anony­­mous”.

Eran Steve Wozniak y Steve Jobs.

Se estandariza el protocolo de Internet (TCP/IP). A pesar de que el “National Bureau of Standards” había decretado que debía usarse otro denominado OSI, los informáticos (hackers) “hicieron oídos sordos y mediante Internet extendieron el uso de TCP/IP entre sus colegas de todo el mundo”.