Yo te pido lo mismo —contestó el guardián apaciguado—. Nos desvanecemos, Vasilisa Petrovna. Incluso yo, que he visto a estos árboles crecer desde que eran retoños. Tu pueblo vacila y los cherti se marchitan. Si viene el Oso, estaréis desprotegidos. Se ajustarán las cuentas. Tened cuidado con los muertos