Olga Petrovna —dijo Dunia—, Olia mía, los cuentos de hadas son para los niños, y tú eres una mujer que pronto será esposa. Casarse con un hombre decente, adorar a Dios y criar hijos fuertes: todo eso es real y correcto. Es hora de dejar los sueños atrás. Los cuentos valen para las noche de invierno, pero para nada más