Melanie Harlow

. Sé que no lo necesitas, pero yo sí.

—No, Meg. No deberíamos tener que esforzarnos tanto. Ambos merecemos una relación que no se sienta como otro trabajo.

Pero al mirarlo, no sentí ningún movimiento de atracción física, ningún calor acumulándose dentro de mí, ningún deseo de arrancarle ese costoso traje y abalanzarse sobre él. Tampoco, estaba claro, él sentía el deseo de abalanzarse sobre mí.

Yo: ¿Podrías al menos intentarlo?

Noah: Por ti, siempre.

Pero si crees que eso me impidió excitarme con la idea de que ella lamiera el relleno de Twinkie de mi polla dura como una roca, estás jodidamente loco.

—Supongo —dije mientras recogía mi vaso— debería alegrarme de que Brooks se haya ido, ¿no? Quiero decir, me salvó de una vida de sexo con ensalada de patatas.

Y lamiendo sus dedos. Me estaba excitando.

¿Cómo es que nunca me había dado cuenta de la gran boca que tenía?

¿O de lo sexy que era verla comer y disfrutar de su comida? ¿O de cómo una de sus cejas se arqueaba más que la otra, como si supiera lo que yo estaba pensando y le gustara?

Jesús, realmente necesitaba dejar de fantasear con ella. Estaba comenzando a desordenar mi cabeza.

De acuerdo, bien. ¿Puedo hacer algo por ti?

Sonrió.

—Muchas, muchas cosas. Pero estoy a punto de irme.

Abajo, recogió a Renzo y nos metimos en su todoterreno. Durante el trayecto a Cloverleigh, me tomó de la mano y me preguntó qué iba a hacer ese día.

se detuvo junto a la casa de mis padres y me dio un beso rápi

Noah: Por el amor de Dios, Sawyer. ¿Cuándo te vas a dar cuenta de que siempre me desviviré por ti?