Uno de los cambios más profundos de la literatura seria en los últimos años ha sido la introducción de técnicas de la ficción y la poesía en la no ficción literaria: el famoso «Muéstramelo, no lo digas», el énfasis en el detalle sensorial concreto y el hecho de rehuir la abstracción, el uso de imaginería recurrente como motivo simbólico, el gusto por el presente de indicativo e, incluso, el recurso a narradores poco fiables.