La degradación de la actividad humana, que ha pasado de ser creatividad, arte, estudio y ciencia a ser un mero esfuerzo físico y mental para el beneficio de otro, un mero medio indirecto de «ganarse la vida» (como si la vida tuviese que ganarse), es parte de la maldición asociada al pecado original: «Con el sudor de tu rostro comerás el pan»25, en vez de hacerlo con el gozo del banquete compartido