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Crecí preguntándome si entre todo eso que perdió en la inundación estaba contada mamá.

Le dije que para mí con esa falsa catarata había comenzado mi obsesión por el agua. Que el agua era lo mejor y lo peor. Que arruinaba muebles, pero también era alegría, felicidad, verano

Martín me dijo que a mí lo que me gusta es encontrar el origen de las cosas. Le dije que sí, claro, quién no quiere saber cómo empieza lo que alguna vez se va a terminar.

—¿Te pasa que te acordás de cosas que no sabés si son recuerdos o inventos?

Escuché la respiración de Martín normalizarse.

—Como que te acordás mucho de algo pero no estás seguro de que haya pasado. O como que no sabés si pasó todo o no... No es tan difícil lo que estoy diciendo, si no entendés es porque nunca te pasó.

Las tecnologías que nos ayudan a vivir a veces fallan

el departamento de innovación había desarrollado una novedosa tecnología de voz que traducía los acentos de las personas al hablar por teléfono

Mi dinero había ido a parar a un casino online. Todo legal, mi número de cuenta, mi firma digital, mi voz grabada confirmando el préstamo… Solo que no era yo. Fiódor había vuelto a ser Alekséi Ivánovich, la enfermedad del juego se había apoderado de él, tal y como le pasó al escritor en los casinos de Baden-Baden.

Dreams. Era un modelo de machine learning que generaba una imagen artística a partir del escaneo de la actividad onírica de los durmientes.

“Viniste, sabía que vendrías a buscarme”.

El cuerpo es el dolor. Trascender. Hibridar. Ser uno. Tú y yo.

Detente, no te sumerjas más.

Por siempre. Para siempre.

Se disuelve el dolor. La lluvia, las olas rozan los pies descalzos.

¿Cómo serán nuestras vidas con el vertiginoso desarrollo de las IA, el progresivo deterioro ambiental, la creciente sensación de soledad en un contexto de hiperconectividad, la desintegración de los vínculos y el caos emocional?