Elizabeth Duval

una autora debe desdeñar el convertir su texto, si es que es auténtico, en un juguete para la lectora.

en París cuchicheo sobre todo, me consuelo con todo, me río de todo, lo olvido todo, lo deseo todo, lo pruebo todo, lo tomo todo con pasión y lo abandono todo despreocupadamente.

Sí, a lo mejor «vivir las cosas» se convierte en «preparar las cosas para ser narradas».

Toda guerra empieza siempre como un juego.

Más probable me parece que, en un primer momento, ayude tener algo o a alguien que sientas cercano a casa para no caer en la desesperación.

para medir la auténtica profundidad del deseo hay que ver a qué sacrificios se accedería tan solo por salvaguardarlo.

¿Qué podía yo ganar siendo un cliché? ¿Qué quedaba para mí si me convertía en «el personaje público trans de una cierta relevancia perteneciente a una generación particular»?

para querernos no nos hacía falta querernos así.

y porque nos decimos todo esto, porque nos queremos, por ser hogar, lloramos.

«yo también sufro en mi cuerpo las consecuencias de este sistema que hace que no tenga otra cosa, otro valor que mi productividad, que mi fuerza de trabajo, que mis manos: que no tenga nada que perder».