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Jon Bilbao

  • Gustavo Chavez Perezje citiraoпре 3 дана
    Pero su cuerpo —como bien sabía él— no le pertenecía. Había sido diseñado por seres humanos y solo un ser humano podría conseguir que muriera.
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    Spofforth retrocedió un paso, apartándose de la muerte que buscaba y que había anhelado durante toda su larga vida, la ira que lo había poseído mermó con el ascenso del sol.
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    Al ver la señal que lo identificaba como un robot Máquina Nueve, la mujer desvió su mirada y masculló:

    —Lo siento. Lo siento, señor.
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    El cerebro de Spofforth era metálico y su cuerpo se había desarrollado a partir de tejido vivo en una época, mucho tiempo atrás, en la que la ingeniería se hallaba en declive, pero la fabricación de robots era todavía un arte elevado
  • Gustavo Chavez Perezje citiraoпре 3 дана
    Era el último de una serie de cien robots designados como Máquina Nueve, las criaturas más fuertes y más inteligentes jamás fabricadas por el ser humano.
  • Gustavo Chavez Perezje citiraoпре 3 дана
    El resultado fue perfecto: alto, fuerte, atlético. Era un hombre negro en la flor de la vida, con hermosos músculos, unos pulmones y un corazón potentes, pelo negro rizado, ojos claros, una hermosa boca de gruesos labios, y manos grandes y poderosas
  • Gustavo Chavez Perezje citiraoпре 3 дана
    Al igual que al monstruo de Frankenstein, se le dotó de vida y de movimiento mediante una descarga eléctrica; emergió del tanque completamente desarrollado y con la capacidad de hablar
  • Gustavo Chavez Perezje citiraoпре 3 дана
    El nombre de Spofforth se lo asignó uno de los pocos hombres que aún sabían leer. Fue escogido al azar, de una vieja guía de teléfonos de Cleveland: Robert Spofforth. Era un robot Máquina Nueve, la herramienta más sofisticada jamás concebida por la ingenuidad humana
  • Gustavo Chavez Perezje citiraoпрекјуче
    en realidad, él no quería vivir. Lo habían engañado —engañado cruelmente— privándolo de una vida humana real; algo en su interior se rebeló entonces contra esa vida que le había sido impuesta
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    en realidad, él no quería vivir. Lo habían engañado —engañado cruelmente— privándolo de una vida humana real; algo en su interior se rebeló entonces contra esa vida que le había sido impuesta
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