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Noah Gordon

  • Ximena Ahuactzin Floresje citiraoпре 2 године
    Mary tuvo que darle dinero a la mujer del posadero para convencerla de que calentara agua al fuego en un momento tan ajetreado, y la subiera a las cámaras donde dormían las mujeres. Primero Mary se arrodilló, metió la cabeza en la cuba de madera y se lavó el pelo, ahora largo y recio como la lluvia invernal; luego se metió en cuclillas en la cuba y se frotó hasta queda brillante.
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    —Se dan el nombre de caballeros cristianos —replicó fríamente su padre—. Eran cerca de ochenta, franceses de Normandía que van en peregrinaje a Palestina.
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    Por la noche hicieron alto en las afueras de Gornya. Acamparon en una plantación de ciruelos, con permiso de los campesinos, que vendieron a algunos hombres un ardiente licor de ciruelas, además de cebollas tiernas una bebida de leche fermentada, tan espesa que había que tomarla con cuchara.
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    Señora Buffington
    ya no era blanca. La gata yacía pisoteada en el polvo, Mary levantó su pobre cuerpecillo quebrado. En ese momento se dio cuenta de que él había bajado del carromato y estaba a su lado.
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    llorar por un gato. A pesar de su talla y su fuerza, lo que le atraía de él era aquella especie de vitalidad vulnerable.
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    Se miraron, encantados. La cara de él era de bellas facciones, pese al aspecto escasamente favorecedor de su nariz rota.
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    —Un accidente —dijo—. Lo he hablado con él. No tiene nada que ver con el contrato de Abraham.
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    Entonces los veía muy individualizados. Meir se ponía el taled pudorosa y discretamente. Reb Pinhas desplegaba su

    tallit
    y lo sacudía casi arrogantemente, sosteniéndolo frente a sí por dos esquinas y levantando los brazos y con un movimiento de muñecas lo hacía ondular sobre su cabeza, para echárselo por último a los hombros con la suavidad de una bendición.
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    Aquellos ojos vulnerables que lo volvían hermoso quedaron ocultos.
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    —Solo una vez, con mi primo, en Kilmarnock. Me hizo un daño terrible, Rob le besó los ojos y la nariz, suavemente la boca, mientras ella disipaba sus dudas
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