Y eres mi hija, Edie, pero no me muestras ni un ápice de amor. Tienes que decidir quién eres. Debes decidirlo tú, Edie. No basta con que digas que nosotros tal o que nosotros cuál, que las expectativas te arrebataron una cosa y la presión te exigió otra. Levántate e imponte. Y si tu amor se acaba en cuanto descubres que tus padres son personas, entonces, no tienes remedio