Kathryn Schulz

Pero, como he descubierto una y otra vez, lo que uno piensa y lo que uno siente pueden disociarse radicalmente ante el dolor.

sentirse viejo (a diferencia de serlo de verdad, que puede ser un estado completamente sa­tisfactorio) es sentir que tanto tus días como la cantidad de alegría que te queda están menguando.

lo que me impactó fue que algo tan triste pudiera ser el curso normal y necesario de los acontecimientos.

La miraba y sentía una llamarada salvaje de adoración, gratitud y ternura, e incluso, por improbable e incómodo que fuera dadas las circunstancias, de deseo. En la salud y en la enfermedad, pensé: he aquí finalmente alguien a quien amaría en cualquier circunstancia.

No reunimos el máximo de pruebas posible con el fin de llegar a una conclusión; llegamos a la máxima conclusión posible basándonos en el mínimo de pruebas posible.

«Nuestra fe es fe en la fe de otro, y así sucede casi siempre en las cuestiones más importantes».
William James, La voluntad de creer

«Para ser exactos, la certeza no existe; solo hay gente que piensa estar en lo cierto».
Charles Renouvier

«El que se salta el primer ojal ya no consigue abotonarse bien».
Johann Wolfgang von Goethe

la experiencia de tener razón es imperativa para nuestra supervivencia, gratificante para nuestro ego y, por encima de todo, una de las satisfacciones más baratas e intensas de la vida.

es en última instancia el errar, no el acertar, lo que nos puede enseñar quiénes somos.