Pero el castillo se quedó rondando por las colinas y se supo que no pertenecía a la bruja, sino al mago Howl. El mago Howl tampoco era un santo. Aunque al parecer no quería abandonar las colinas, se rumoreaba que le divertía atrapar a jovencitas y quitarles el alma. Otros aseguraban que se comía sus corazones. Era un mago absolutamente frío y sin escrúpulos y ninguna joven estaría segura si él andaba cerca. Sophie, Lettie y Martha, igual que las demás muchachas de Market Chipping, tenían prohibido salir solas, lo que resultaba muy pesado. Se preguntaban para qué querría el mago Howl todas aquellas almas que coleccionaba