Como explica Fry en War, Peace and Human Nature, «la evidencia arqueológica mundial muestra que la guerra estuvo simplemente ausente a lo largo de gran parte de la existencia humana». En cambio, el archivo arqueológico es «claro e inequívoco» al demostrar que después de que nuestra especie pasara del forraje a establecerse en asentamientos agrícolas a gran escala «las guerras se desarrollaron, surgieron los déspotas, la violencia proliferó, floreció la esclavitud y la posición social de las mujeres se deterioró». La civilización no ha reducido los estragos de la violencia humana; al contrario, es el origen de la violencia humana más organizada.