Trabaja con el silencio, nos obliga a habitar las zonas muertas y transitar la incertidumbre. Es una escuela, a veces áspera, a veces brillante. Pide un sacrificio y ofrece una recompensa. Los que están en pareja le adjudican a la soltería un aura casi milagrosa: sería, para ellos, la tierra de las posibilidades, una suerte de sueño americano en el que todo es fiesta, sexo, risas, aunque sabemos que solo es así de manera intermitente, remota.