Lao Tzu

Cuando el individuo está vacío de lo ajeno, se encuentra lleno de sí mismo. El vacío es el espacio donde el individuo florece. Buda dice: “Nadie está más vacío que quien está lleno de sí mismo”. Cuando lo ajeno muere, lo propio nace

Estar en armonía consigo mismo es comprometerse con lo propio, es afrontar el proyecto de la vida. Sólo cuando existe esta armonía interna, podemos armonizar con el otro y con nuestro entorno

El que logra gobernarse a sí mismo se ama y compromete constantemente con la vida, pero mantiene un perfil bajo, no se coloca por sobre los demás; no deja que su personalidad lo supere, pues sabe que permitiendo eso terminará siendo despreciado

El taoísta nos dice que no debemos nada a nadie, sólo tenemos un compromiso con nosotros, es decir, con nuestra propia vida. Somos absolutamente libres. Podemos crear nuestras propias normas sin forzar a los demás a que adhieran a ellas

Sartre ha dicho además otra cosa: “El hombre es libre para elegir, pero no es libre para no elegir” quizás en este otro pensamiento cobra sentido lo que decía antes en la cita: “está condenado a ser libre

No te pases la vida buscando un maestro,
sé tu propio maestro

Debemos comenzar por aceptar lo que somos, sin avergonzarnos de ello. Podemos proyectar lo que queremos ser pero sin olvidar que ahora mismo somos.

En occidente se tiene una idea de “progreso lineal”, en oriente se sostiene la idea de “progreso circular”.

El ansioso no puede gobernar lo propio, pierde su trono, se pierde a sí mismo. Es un hombre de acción que persigue algo que no tiene ni va a tener. Quiere todo en este mismo momento, desea que ocurra todo ya mismo; como esto nunca sucede, vive parcialmente.

El filósofo suizo, retomará esta idea e intentará demostrar, centrándose en el estudio del “estado de naturaleza”, todos aquellos males que han sobrevenido al hombre por vía de la sociedad: es así como llega a la conclusión de que la naturaleza es buena, mientras que la sociedad corrompe. En esta última, el hombre es esclavizado y dominado por una forma de ejercicio de poder impuesto por el más fuerte; en la naturaleza, el hombre era libre, deseoso sólo de conservar la vida satisfaciendo sus necesidades naturales, no necesitaba ni del lenguaje, ni de las guerras. Rousseau sostiene que en este estado natural existía una igualdad moral que luego se perdería con la llegada de la propiedad y la acumulación de riquezas