A veces, y lo sé por experiencia, se trata sólo de reconocer que esos dones están ahí, de asumir el regalo que la vida, por el motivo que sea, nos ha entregado. Se trata sólo de respetar lo que es, de respetarnos en lo que nos ha tocado. Y cuando escuchamos lo que es, lo aceptamos y decidimos emplearlo en servir a los demás, la vida escucha y responde. ¿Cuántas personas llevan una vida de espías, una vida de doble personalidad? Una vida en la que juegan a ser una cosa que, secreta e íntimamente, saben que no son. No sé qué será de este mundo el día que nos atrevamos a ser lo que somos, a brillar e iluminar a los demás con la luz propia que cada persona tiene.