Yukio Mishima

La belleza es cosa terrible y espantosa!

y que yo, quizá, sólo me quedaría con la simple imitación, o, para decirlo de otra manera, tan sólo con el cuerpo perfectamente disecado de mi infancia.

Era la expresión de la cara de los jóvenes que llevaban el altar, una expresión de la más obscena y flagrante embriaguez…

Luego se me metió en la cabeza escuchar desapasionadamente los deseos de mi juguete.

el juguete alzaba inmediatamente su inquisitiva cabeza. (Si se estima que el adjetivo «inquisitiva» es inadecuado, puede sustituirse por «erótica» o «lujuriosa»).

Animado por la intención de que la exaltación que en mí produjo la leyenda, que en mí produjo el cuadro, sea más claramente comprendida, como reacción ardiente y sensual,

dolor y placer en la Tierra?».

En los tradicionales anales del martirio se dice que en los tiempos que siguieron a la subida de Diocleciano

A partir de aquel día, me sentí enamorado de Omi.

Y también alentaba en lo más hondo de mi ser un deseo todavía más descarado. Ver la «gran cosa» de Omi.

Omi estaba dominado por una expresión extrañamente cándid