Philip K.Dick

veces soy un hombre y a veces un niño; a veces soy una mujer gorda y vieja, con varices, y estoy en sitios que nunca había visto, haciendo cosas que no tienen sentido.

A veces soy un hombre y a veces un niño; a veces soy una mujer gorda y vieja, con varices, y estoy en sitios que nunca había visto, haciendo cosas que no tienen sentido.

A veces soy un hombre y a veces un niño; a veces soy una mujer gorda y vieja, con varices, y estoy en sitios que nunca había visto, haciendo cosas que no tienen sentido.

Si tienen sentido común, lo dejarán en paz, pero si desean devastarlo para confeccionar periódicos, no es nuestro problema.

No un hombre aquí, un niño allá, sino una abstracción, la raza, la tierra. Volk. Land. Blut. Ehre. No un hombre honrado sino el Ehre mismo, el honor. Lo abstracto era para ellos lo real, y lo real era para ellos invisible.

–¿No es acaso cierto -dijo el señor Tagomi- que ningún hombre ha de ser instrumento de las necesidades de otro?

Ese chiste a propósito de los contactos alemanes en Marte. Marte poblado de judíos. También los verían allí: judíos bicéfalos, quizá, de treinta centímetros de altura.

los productos manufacturados norteamericanos no servían para nada sino como modelos de talismanes baratos.

La muerte en todos los momentos, una avenida que estaba abierta para ellos, en cualquier sitio. Y eventualmente la habían elegido, a pesar de sí mismos

—¿Qué ventajas tiene una cabra?

El vendedor de animales dijo:

—La ventaja específica de una cabra es que se le puede enseñar a embestir a cualquier persona que intente robarla.