Yo quería crear un mundo donde el amor fuera mercurial, desenfrenado, bestial. En nuestra producción de Sueño de una noche de verano, los tórtolos núbiles se quedarían dormidos después de perseguirse mutuamente por el bosque; luego, bañados con el néctar de la flor de Puck, se darían vuelta, se refregarían los ojos y se cogerían a la persona equivocada.