Jon Anderson

  • Rubén Carrillo Ruizje citiraoпре 9 месеци
    La primera carta que Ernesto escribió desde México, a finales de septiembre, estaba dirigida a su tía Beatriz. «La ciudad, mejor dicho el país, de las mordidas [soborno] me ha recibido con toda su indiferencia de animal grande, sin hacerme caricias ni enseñarme los dientes...»
  • Rubén Carrillo Ruizje citiraoпре 9 месеци
    comienzo de 1955 trajo pocos cambios a la vida de Ernesto. Su
  • Rubén Carrillo Ruizje citiraoпре 9 месеци
    comienzo de 1955 trajo pocos cambios a la vida de Ernesto. Su existencia era la de un joven vagabundo argentino que buscaba cualquier trabajo en un país extranjero, que por casualidad tenía título de médico.
  • Rubén Carrillo Ruizje citiraoпре 9 месеци
    La Habana en particular me atrae como un lugar donde llenar mi corazón de paisaje, bien mezclado con citas de Lenin
  • Victor Avilés Velazquezje citiraoпрошле године
    Como todos los que habían visitado Irak en la era de Sadam Husein, yo sabía que el país era un verdadero museo de los horrores. El régimen de Sadam era sin duda la tiranía más aterradora que yo había tenido ocasión de conocer de cerca. La única evidencia concreta que tenía de sus crímenes me la habían aportado las crónicas periodísticas y los informes de las organizaciones defensoras de los derechos humanos, pero también la cortina de silencio elocuente y mortal que había encontrado en Irak, donde nadie osaba decir nada en contra de Sadam. Para mí, un silencio así sólo podía ser producto de un grado de temor extraordinario. Un puñado de veces había tenido fugaces atisbos de lo que la gente pensaba de verdad.
  • Victor Avilés Velazquezje citiraoпрошле године
    En la galería denominada Um al Marik (Madre de Todas las Batallas) –como Sadam había apodado a la Guerra del Golfo–, instalado en la pared, había un mapa electrónico de Oriente Próximo. Al ser iluminado, unas lucecillas rojas señalaban todos los lugares donde los misiles Scud de Sadam habían hecho impacto durante la Guerra del Golfo. Más abajo se indicaba el número total de aciertos.
  • Victor Avilés Velazquezje citiraoпрошле године
    Una década después de la derrota de Irak en la Guerra del Golfo, durante el período oficialmente denominado Era de Sadam Husein, el propio Sadam se había convertido en una figura pública invisible, tan sólo presente en las nocturnas imágenes televisivas en que aparecía reunido con los miembros del Consejo del Mando Revolucionario a su servicio, celebradas en anónimas salas sin ventanas, o recibiendo a sus fieles en uno de sus palacios. Sadam casi no hacía apariciones públicas, y cuando las hacía nunca se anunciaban de antemano. Simplemente aparecía y de nuevo volvía a evaporarse, de modo semejante a como lo haría una deidad. A la vez, Sadam Husein estaba en todas partes.
  • Victor Avilés Velazquezje citiraoпрошле године
    Para la mayoría de los iraquíes, Sadam era una eminencia omnipresente, omnisciente y todopoderosa que vivía entre ellos pero que escapaba por entero a su comprensión. Como los súbditos de una divinidad iracunda, le rendían pleitesía para conseguir su atención, su compasión y su piedad. Escogiendo sus palabras con mucho cuidado, un escritor iraquí me sugirió que estudiase la antigua Mesopotamia a fin de entender el culto a Sadam:

    –Quienes vienen de Occidente, donde la realidad consiste en el hoy y el mañana y el pasado carece de importancia y apenas existe, se equivocan al aplicar a Irak el mismo rasero. Aquí el pasado ha originado el presente y sigue formando parte de él. Aquí crearon a los primeros dioses con rostro humano. Había dioses para el agua, para la agricultura y todo lo demás. Yo los veo como a ministros de Sadam. Aquellos dioses eran el vínculo entre el cielo y la tierra, lo que originó una tradición de tratar a los monarcas como a dioses. El carácter divino se basa en la mezcla del cielo y la tierra. Quizá esto explique lo que usted está viendo en Irak.
  • Victor Avilés Velazquezje citiraoпрошле године
    Entre los iraníes a los que entrevisté, muchísimos sospechaban que la invasión de Irak planeada por Bush era el primer paso hacia el conflicto inevitable con Irán. En aquel momento, su inquietud no dejaba de tener cierta lógica: al pronunciar el discurso sobre el estado de la nación en 2002, el presidente Bush había incluido a Irán, junto con Irak y Corea del Norte, entre los países del denominado eje del mal. A partir de entonces, los políticos y los medios de comunicación americanos habían estado debatiendo abiertamente sobre la posibilidad de un «cambio de régimen» en Irán.
  • Victor Avilés Velazquezje citiraoпрошле године
    Al final, después de hablar con decenas de iraquíes durante varias semanas, llegué a la conclusión de que en todos se daba el común denominador de un miedo absoluto a Sadam Husein y a las terribles consecuencias que podía reportarles el hablar más de la cuenta. Un iraquí perteneciente al círculo reducido de colaboradores directos de Sadam, un alto cargo con el que contacté a través de un intermediario, estuvo sopesando durante varios días la posibilidad de hablar conmigo. Pero finalmente se negó, haciéndome saber que si se prestaba a la entrevista, existía la posibilidad de que «acabara cayéndose por una escalera». A esas alturas, ya no me quedaba la menor duda sobre el despotismo megalómano y la gran crueldad de Sadam Husein.
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