A los veinte intenté morir
y volver, volver, volver contigo.
Pensé que hasta los huesos me bastarían.
Pero me sacaron de la bolsa, y me pegaron con cola.
Y entonces supe qué hacer.
Hice un modelo de ti,
un hombre de negro con aspecto de Meinkampf
y el amor por el látigo y el garrote.
Y dije sí, sí.
Así que papi, por fin terminé.
El teléfono negro está arrancado de raíz,
los gusanos de voces no pueden pasar