trata de una gracia, pero hasta el momento no sabemos qué significa exactamente la palabra «gracia». Quizá pueda anticiparme un poco y decir que hay dos tipos de gracia: la gracia blanca, que nos hace agradables a Dios, y la gracia negra, en la que notamos su ausencia. En el mundo de hoy son muchos los que notan su ausencia, incluidos los ateos. No es el hombre quien busca a Dios: ¡es Dios quien busca al hombre! Nos hace sentir inquietos. La primera pregunta que aparece en las Escrituras es esta: «Hombre, ¿dónde estás?» (Gn 3, 9).