Asunción Lorenzo

que nuestras vidas están escritas en nuestras caras y cuerpos, pero en un lenguaje tan desconocido que ni siquiera sabemos que se trata de un lenguaje.

empecé a pensar que el conocimiento académico, la experiencia académica y el entendimiento tampoco era nada más que una defensa contra la vida al desnudo. Y que la mayoría de los libros, películas y obras de arte también lo eran.

Muchos hombres prefieren y se enamoran de mujeres ingenuas, mujeres sin experiencia, espontáneas, infantiles, que se enamoran fácilmente, que están llenas de admiración por ellos, afectuosas, entrañables, dependientes, que no utilizan la ironía, que no se contienen.

El filósofo Arne Johan Vetlesen dice que la debilidad de las Comisiones de la Verdad, de los procesos de reconciliación después de las guerras es que suelen exigir lo mismo de las víctimas que de los verdugos, y eso es injusto.

Los oprimidos suelen acabar mutilados, con una vida sentimental destrozada, suelen adoptar la manera de pensar y los métodos de actuar de los opresores, esa es la consecuencia más infame de la opresión, que destroza a los oprimidos haciéndoles menos capaces de librarse. Cuesta mucho trabajo convertir el sufrimiento en algo útil para alguien, sobre todo para el sufridor.

mostrarte a ti el mundo, mi pequeña, hace que mi vida merezca la pena vivirse.

¿Ser invulnerable, estar protegido, ser una identidad propia en el mundo? Sí, sí, es justo ahí donde se encuentra el placer de las cualidades de las botas.

Lo peor para un niño es cuando no sabe lo que va a pasar o, mejor dicho, cuando tiene la sensación de que cualquier cosa puede ocurrir.

Sé por qué lo hago, es agradable estar solo, alejarse durante unas horas de todos esos lazos complicados, de todos los pequeños y grandes conflictos, exigencias y expectativas, de todas las voluntades y deseos que se van construyendo entre las personas y que al poco tiempo se entretejen de tal modo que reducen tanto el espacio de acción como el de reflexión.

Al mismo tiempo, y eso es lo terrible, esa mirada hacia delante se encuentra siempre con limitaciones en el carácter, con la sensación de estancamiento, de ahí lo juvenil en el miedo a estancarse intelectualmente. Cumplir cuarenta es reconocer esto, que las limitaciones durarán lo que queda de vida, pero también saber, se quiera o no, se sea consciente o no, que siempre se van añadiendo nuevas capas al carácter, una clase de conocimiento y percepción que no se dirige hacia delante, hacia lo que un día llegará o se hará, sino hacia lo que hay aquí y ahora,