Javier Padilla

Esto ha servido para poder expresar públicamente, con mayor facilidad, ciertos padecimientos en el ámbito de la salud mental, vinculándolos no con incapacidades individuales para la gestión emocional o de las expectativas, sino con un sistema que utiliza a las personas y sus anhelos como la materia prima con la que transformar el capital.

El eslogan de «¡Abajo el trabajo!» debería ir acompañado por algún corolario que estableciera «¡Arriba la redistribución de los cuidados!», ya que hay trabajos que nunca podrán echarse abajo porque sin ellos la vida no existiría.

Que la sensación de incertidumbre tiene más que ver con el hecho de que, efectivamente, el horizonte global es incierto que con que no sepamos hacernos cargo de nuestras vidas.

Que este continuo agotamiento no depende tanto de tu debilidad o fortaleza intrínsecas como de que se haya aceptado globalmente que el objetivo de nuestro trabajo y nuestro funcionamiento social es hacer que los ricos sean más ricos y que quienes acumulan poder tengan cada vez más poder, y que creamos que vivimos en el mejor de los sistemas posibles porque existen algunos que tienen todo lo que se puede soñar y los demás podemos soñar que algún día seremos como ellos.

La angustia existencial es un fenómeno humano, y no seremos nosotros quienes osemos negar su pertinencia. Simplemente señalamos que no se dan las condiciones para que podamos afrontar esa angustia existencial en libertad.

Llama la atención lo extendida y comercializada que está la idea del auto

cuidado y lo poco extendida que está la idea de los cocuidados,

El malestar que seremos

«La realidad nos ha olvidado

y lo malo es que uno no se muere de eso».

ALEJANDRA PIZARNIK

Queremos hablar de salud mental, pero volvemos a recurrir a la otredad del loco, a la sensación de peligro de quien ve de lejos la locura sin pararse a escucharla

malestar tiene mucho que ver con la incapacidad de imaginar un futuro que sea realizable