cuando despertamos, percibimos la belleza donde anteriormente nunca la habíamos visto.
Y lo más conmovedor de todo, es que nos damos cuenta de lo mucho que la necesitamos. Cuando despiertas te das cuenta de los lugares en los que tu cerebro descansa, y te aseguro que descansa mejor en los lugares bellos y ordenados que en el caos, y ya no te sirve el desorden, ni el literal ni el metafórico. Ahora tienes los ojos y los sentidos abiertos, despiertos. Puede ser doloroso, pero será siempre necesario.