Quiere decir que no se trata de atacar los efectos, si no la causa que provoca los efectos, es decir, el deseo pecaminoso sobre el que no tenemos ningún control y que está enraizado en el corazón del hombre
En otras corrientes filosóficas o de carácter psicológico se trata del ego, en aras de permitir que nuestro ser verdadero sea manifestado se debe buscar la aniquilación del ego. Ese ser verdadero no es otro que Cristo mismo viviendo en nosotros