Todos los demás métodos para mortificar el pecado son inútiles. Muchas personas pudieran intentar esta obra usando otros medios. (Vea Rom.9:30-32.) Siempre han existido personas que lo han intentado y siempre las habrá. Pero Pablo dice: “ésta es la obra del Espíritu”, y solamente El lo puede hacer. Mortificar el pecado en base a los esfuerzos humanos, en conformidad con sus propias ideas, conduce a la justicia propia. Esta es la esencia de toda religión falsa.