Katixa Agirre

o, en palabras de la psicoanalista Helene Deutsch, de «una orgía de placer masoquista». (

Era una mujer extrema, esta Alice. A veces estaba en la cima, otras en el agujero. Nunca en el término medio. Sólo me dice eso.

Una nueva claridad, un ancla que no pesa pero asienta,

Algo me decía que finalmente encontraría el santo grial: la embriaguez sin sufrimiento, el bienestar sin la tibieza.

puedes quejar del cansancio, pero no del aburrimiento. Esa es una queja frívola, incomprensible; si te aburres, quizá deberías tener otro niño, otros siete niños, como hacían nuestras abuelas, ¿crees que a

ellas les quedaba tiempo para aburrirse? Por favor, madura ya, que eres madre.

Toda una vida dada al otro, pues, hasta cumplir los noventa y cuatro.

«Los niños te cambian la vida, y yo amo la mía. Los hijos no son los únicos que pueden traer satisfacción y felicidad, y la verdad es que es más fácil dar vida que dar amor».
CAMERON DÍAZ, en la revista InStyle

confiar en que, por alguna de sus grietas, se escapara algo de verdad.

Léa era perspicaz y sabía llegar al fondo de las cosas, pero ¿qué pasaba si en ese fondo no había más que la nada absoluta? Adolescente errática, educada en un entorno familiar desestructurado, afligida por una o varias enfermedades mentales sin diagnosticar. No presentaba un cuadro demasiado original, casi diríase un cliché.