A pesar del peso de las cualidades, esta Iglesia estaba poseída por una falta, había dejado su primer amor (Apocalipsis 2:4). La razón para este abandono es:
Cayó espiritualmente y no se había arrepentido. «Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete…» (Apocalipsis 2:5). Son muchas las iglesias actuales que están en la misma condición de Efeso: son sanos en la doctrina que proclaman, rechazando lo falso. Sufren y desmayan por amor a Jesucristo. Sin embargo, han caído espiritualmente. No existe comprensión entre los laicos y ministros. El celo personal los tiene paralizados.
Dejó de hacer las primeras obras «y haz las primeras obras» (v. 5). Cuando el amor hacia Cristo se pierde, el trabajo cristiano se paraliza. El que deja el primer amor puede continuar haciendo