Tamara Grosso

No te tengo miedo,
vi derrumbarse
cosas más imponentes
que tus prejuicios.

Siempre me lo repito:
no
tengo
que abandonar
por miedo.
Pero miedo,
lo que llamo miedo
es una parálisis
entre la boca y el estómago
que se extiende
hasta los huesos.

Estoy cansada
y me parece que perdí
todas las creencias
que me acercaban a la tranquilidad.
Pero las cosas no son
tan diferentes ahora.
Después de todo,
eso que me enseñaron de chica
rezar
no era más
que repetirme un poema en la cabeza
una y otra vez
hasta quedarme tranquila

Tiempo libre

Tengo ganas de parar un poco,
de leer un libro bueno
que me devuelva a mi casa.
Con casa quiero decir
cualquier lugar o sensación
que haya habitado
sin querer escaparme.

Me esforcé por salir
del frasco
mirarlo en perspectiva
entender qué había adentro
y qué había afuera.
No pude,
a donde voy
mi contexto viene conmigo
creo que no quiero contar
mis aventuras afuera del frasco

fui a un colegio de monjas
casi nada de lo que aprendí
hasta los quince años
estaba bien.

Estoy cansada
y me parece que perdí
todas las creencias
que me acercaban a la tranquilidad.
Pero las cosas no son
tan diferentes ahora.
Después de todo,
eso que me enseñaron de chica
rezar
no era más
que repetirme un poema en la cabeza
una y otra vez
hasta quedarme tranquila.

Nos acostumbramos a estar
todo el tiempo tristes
por no alcanzar las expectativas
pero todos hacemos
cosas increíbles.

en estos tiempos
es un gran triunfo
que algo funcione
no importa quién lo hizo
ni cuánto vaya a durar.

Le escribo poemas de desamor
a mi oficio
que me prometió cosas y no cumplió.