—¡Pobre de mí! Pero llegaron los críos, muy pronto me encontré sola, y la vida siempre es difícil y no se puede a la vez criar a los hijos y hacer lo que una quisiera. Muy pronto empecé a hacer cada vez menos lo que quería, y luego a no hacerlo en absoluto y luego, más tarde aún, a ni saber siquiera qué me hubiera gustado hacer en lugar de lo que hacía... ¿Ve usted? Sólo hace unos años que me vuelvo a acordar, que todo eso me canta en la memoria, como si dijéramos... pero ya se acabó.