Mark Batterson

Lo que impide que ocurran milagros muchas veces es nuestra propia holgazanería.

En el reino de Dios, lo que va, vuelve. Si sigues orando de nuevo y de nuevo, una y otra vez, tu vida se convertirá en un tiovivo de milagro

Dios es grande porque no hay nada demasiado pequeño para Él. Si a ti te importa mucho, también a Dios le importará.

El Espíritu Santo es el conector, pero tenemos que escuchar esos llamaditos y obedecer. Si lo hacemos, ¡estaremos todo el tiempo en medio de los milagros!

Pero si aprendiéramos a reconocer los milagros consecutivos que nos rodean todo el tiempo, viviríamos maravillados cada segundo de cada minuto de cada día.

Porque el gozo no es obtener lo que quieres. Sino apreciar plenamente lo que tienes. Todo empieza por las cosas más básicas, como el agua.

Claro que no necesitas esperar hasta que haga falta un milagro. Si le buscas primero, Él nunca será tu último recurso.

Pero una idea de Dios vale más que mil buenas ideas. Las buenas ideas son buenas, pero las ideas de Dios cambian la historia

Es en lo que se destaca Jesús. ¡Es que puede convertir el peor día en el mejor de todos! Siempre se guarda lo mejor para el final.

Si quieres el papel protagónico, te perderás el milagro. Pero si aceptas ser un extra común y corriente, Dios hará algo extraordinario.