Para realizar una “buena organización” se necesita revisar lo que no se utiliza, estorba y que seguramente les pueden servir a los demás. Por ejemplo, zapatos que ya no se utilicen, ropa que esté en el armario y lo estén dañando los animales, papeles, libros, tantas cosas que acumulamos en nuestras vidas que a veces no sabemos ni dónde están y que solo los encontramos cuando no lo necesitamos.